La Iglesia ha dedicado durante mucho tiempo el mes de mayo a María, la Madre de Dios. Uno de los muchos títulos otorgados a María es María, Reina de la paz.
El Papa Pablo VI escribió que “la paz no es solamente un producto nuestro humano, sino que es también, y, sobre todo, un don de Dios. La paz desciende del Cielo; y reinará realmente entre los hombres, cuando finalmente hayamos merecido que nos la conceda el Señor Omnipotente, el cual, juntamente con la felicidad y la suerte de los pueblos, tiene también en sus manos los corazones de los hombres. Por esta razón, nos procuraremos alcanzar este insuperable bien orando; orando con constancia y diligencia, como ha hecho siempre la Iglesia desde los primeros tiempos; orando de modo particular con el recurso a la intercesión y a la protección de la Virgen María que es la Reina de la paz” (
Mense Maio, no.10).
Comprometerse Individualmente y en comunidad, comprométase con
el Decálogo de Asís por la Paz (San Juan Pablo II, 2002).
Nuestro compromiso de buscar la paz fluye de la paz interior que experimentamos a través de nuestra relación con Cristo y nuestra creencia en la vida y la dignidad de cada persona "(USCCB, 2013). Este compromiso y creencia nos obliga a tomar medidas.
Actuar Dele un segundo vistazo al
Decálogo de Asís por la Paz.
Elija un elemento de la lista, reúna a sus amigos, familiares o feligreses de su parroquia, y dé un paso en el mes de mayo.
"Si las personas religiosas están profundamente comprometidas con una simple realidad en todo el mundo, esta debe ser la paz" (
Padre Ted Hesburgh).
¡Inmaculado Corazón de María! Ayúdanos a vencer la amenaza del mal,
que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente
y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro.